"Los medios de comunicación son la entidad más poderosa de la Tierra. Ellos tienen el poder de hacer culpable al inocente e inocente al culpable y éste es el poder. Porque ellos controlan la mente de las masas." (Malcolm X)

viernes, 27 de noviembre de 2015

Cuentos de terror

Quiero felicitar a Primer año por los excelentes cuentos de terror que han escrito en estos últimos días. No hubo uno que no me  hiciera sentir algún escalofrío... Entre todos, esta vez seleccionamos el de Melina Ferman Colladello por el uso del lenguaje, su manejo del suspenso y el sorpresivo final. Espero que lo disfruten...

La tercera es la vencida
de Melina Ferman Colladello
           
Una noche sonó el teléfono. Nos llamó una tía lejana del campo para que fuésemos a cuidarla ya que estaba muy enferma.
De ahí en más comenzó la discusión en casa. Nadie quería ir. Porque ir a la casa de la tía significaba encontrarse con una señora mayor encorvada, arrugada, con olor a naftalina y también muy blanca, casi transparente.
Después de viajar unas cuantas horas, llegamos de noche. Tuvimos que frenar el auto en la ruta para cruzar el bosque y encontrar la casa.
Era una mansión descuidada y alejada de la civilización, llena de bichos y maleza descontrolada. La oscuridad de la noche rodeaba la casa. La luna llena y las gotas que caían irremediablemente...
Ni bien traspasamos la puerta y prendimos la luz, descubrimos que la tía estaba muerta: permanecía tendida sobre el sofá del living, al lado de un enorme reloj de péndulo que daba las cero horas.
Nos quedamos para resolver los problemas del velatorio y el entierro.
El primer día desapareció papá y supusimos que se había ido a dormir. Y cuando fuimos a comprobarlo, nos encontramos con un cuchillo impregnado de sangre. El reloj de péndulo daba la una. Nos empezamos a preocupar. 
El segundo día desapareció mamá: fui a su habitación y noté que había dos cuchillos ensangrentados sobre el acolchado. El reloj daba las dos.
Llegó el tercer día: tres de la mañana, tres cuchillos. Me tocaba a mí.
Miré desesperadamente hacia todos lados y comencé a correr, buscando dónde esconderme  del asesino. De pronto, un relámpago hizo que me volteara y me vi reflejada en el ventanal.  La que sostenía los tres cuchillos era yo…

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